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jueves, 17 de enero de 2013

LAS MIL CARAS DE LIMA


LAS MIL CARAS DE  LIMA
ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN







Lima se viste de fiesta celebrando uno más de sus aniversarios.  Hace 478 años desde que Pizarro, el que ahora tiene su monumento a las orillas del río hablador, aquel  que se encrespó por gracia y obra de San Cristóbal para impedir que las huestes incas pudiesen reclamar lo suyo, se vistió de lujo ante su triunfo y proclamó fundada a la Tres Veces Coronada Villa, un 18 de Enero de 1535.  Entre miles de papeles de colores que caían de los balcones señoriales recién estrenados  y medallas conmemorativas que volaban por doquier, Pizarro y su compañeros, el clero y el pueblo, los conquistados y conquistadores, se unieron para fundar la ciudad del cielo plomo y de flores eternas, de jardines reverdecientes y de arenales interminables, de controversiales realidades desde que se dispuso a  recorrer su vida.  
Lima, una ciudad de paradojas, que como nuestro ilustre poeta y cronista José Gálvez la calificó en un aniversario por los 400 años de su fundación, y de la que dijo: “…el sol hispano con el nuestro en guerra y a la par en curioso maridaje, como chispas que saltan de una fragua-hierro de España y fuego de la tierra-en un maravilloso mestizaje fue creando la quimba (contoneo al andar) y la guaragua (líneas sinuosas a modo de arabescos) como en un cañamazo (tela de trama abierta que sirve para bordar) de estandarte que irá bordando con el tiempo y el arte…”
Lima,  adonde Pizarro se estableció, caballero osado y aventurero quien con su espada trazó  en aquella lejana Isla del Gallo,  la división entre la anterior pobreza de sus esperanzas, frente a  la riqueza de nuestras tierras; y donde usó de nuevo su arma para dividir y repartir las tierras que no eran suyas.
Lima, que citando de nuevo al poeta José Gálvez es:  “Una ciudad de encantamiento que en su esencia, supo unir la vehemencia y el despego, y fue en contraste, la insolencia, el ruego, la oración, la pendencia….ciudad de la sonrisa en el dolor, ciudad de taumaturgia y sortilegio, de paloma y azor, que vio a su fundador ante la Ñusta de linaje regio rendir su espada de conquistador (Pizarro casó con la hermana de Atahualpa, Inés Huaylas).
Lima, la que se escogió por las bondades de su clima, por su cercanía al mar, por sus dotes de torre vigía de los ataques piratas, por su facilidad para el comercio,  por la riqueza de sus valles, hoy sigue alzándose certera y se sigue extendiendo hacia sus arenales para alojar a los desatendidos y menos afortunados del interior del país.
Lima la que desde tiempos ah, guareció por igual,  a canónigos y a hijos del Sol, unidos por la imposición pero  rezando en secreto, estos últimos, quizás al mismo Dios.
Lima la ciudad de los santos y la de los milagros; la de un patrón que salía en procesión como Dios de dos mundos; que fue pintado negro bajo las pinceladas de un siervo que quiso ver a Dios como parte de su raza, y fue adorado a pesar de la impotencia de algunos para reconocer que en el cielo todos somos iguales.
Lima, ciudad de tradiciones, donde en cada rincón, en cada zaguán, en cada balcón que la adorna, en cada una de sus construcciones modernas que se enfrentan como incongruencias de una misma madre a la ciudad que fue y ahora es,  se siguen escondiendo secretos, recuerdos y anhelos que se han arrastrado por los siglos y que le han dado las esperanzas del progreso de hoy.
Lima la del paseo en calesas sobre calzadas empedradas de antaño, hoy, la de las pistas y carreteras de hormigón y de asfalto que se calienta y derrite al paso del transporte público y privado que ya necesitan túneles de alivio para aligerar su sonámbulo  avance.
Lima, la del criollismo nacido de la fusión de dos razas que se unieron en una para mostrar su espíritu luchador  de herencia española e inca y rebelarse ante las cadenas de opresión para forjar su propio destino.
Lima, la ciudad en la que no duraron los minués y florecieron marineras, valses, y tonderos… una fusión de identidades.
Lima, una ciudad que emana historia y que la sigue haciendo en su caminar.  Hoy evoca su tradición heredada, su pueblo rebelde y su fragua de una cultura diferente, con anhelo de libertad.  
Lima,  cuna de héroes, literatos y músicos  del ayer y hoy y de aquellos héroes desconocidos…que trabajan noche y día por llevar el pan a sus hogares, por su familia, por su dignidad y por esforzarse a llevar vidas alturadas a pesar de la desatención estatal de sus problemas,  nos llena de orgullo y promesas de un futuro cada vez mejor.
Lima, la ciudad gastronómica, fusión de ingredientes; de los que cruzaron los mares atlánticos y los que salieron de las raíces de su tierra, para acomodarse unos con otros y crear los nuevos aromas propios que ahora recorren el mundo transformados, para deleite de sus comensales.
Lima encierra mil caras:  la del progreso de hoy, la del crecimiento desmesurado de algunos sectores de la población, aunado a la inconsecuencia de quienes no ven la miseria de algunos, la delincuencia y la opresión de otros.  Hoy, igual que en la época de los virreyes, calza sus calles de plata para el paso de algunos, mientras que en las esquinas observan los valientes que se atreven  a levantar los pulidos e inútiles  adoquines para venderlos y empujar la escalada.
Hoy, esa  Lima celebra el aniversario de su fundación y de su  liberación de un sojuzgamiento, porque desde ya se forjó su emancipación y su deseo de libertad.



 

Lucy Valdivieso                                                                                   New York, 18 de Enero del 2012

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