Vistas a la página totales

jueves, 15 de abril de 2010

Huatica: Adonde el Inca Apunta

ADONDE EL INCA APUNTA

“Al atravesar la Plaza de La Victoria, el Inca de piedra que señala el horizonte le recordó al héroe, y a Vallano que decía: Manco Cápac es un puto, con su dedo muestra el camino a Huatica” (La ciudad y los perros)
El distrito de La Victoria fue llamado así desde 1853, en honor de doña Victoria Tristán de Echenique, esposa del presidente peruano Don José Rufino Echenique (1851-1855), quien donó el terreno donde se asentó el distrito. Don Ricardo Palma escribió una famosa tradición: “El Baile de la Victoria”, en la cual hace un recuento de la fastuosa fiesta adulona que realizaran los esposos Echenique para los congresistas y “vecindario culto” en su Quinta Victoria; evento que según el escritor, desató la guerra civil en la que Castilla venció a Echenique en la Batalla de La Palma en 1855.
El trazo urbano del distrito fue encargado a Enrique Meiggs, el ingeniero inglés que construyó la red de ferrocarriles que unió a la costa con la sierra peruana. Para tal efecto, en 1868 se demolieron las murallas que rodeaban a la ciudad de Lima desde la época colonial, y que estaban ubicadas a través de las actuales avenidas Alfonso Ugarte, Paseo Colón, Grau, y la margen izquierda del río Rímac.
En ese entonces, se tenía la idea de crear el centro de la capital en La Victoria. El distrito se creó el 2 de Febrero de 1920, durante el gobierno de Don Augusto B. Leguía. Debido a problemas burocráticos, esta idea fue abandonada, convirtiéndose este sector de la ciudad en un barrio obrero. Debido al abandono a que este fue sujeto, allí prosperó la delincuencia y la prostitución.
Para la celebración del centenario de la Fundación de Lima, se proyectaron una serie de celebraciones, y las diferentes representaciones diplomáticas decidieron donar una serie de monumentos que embellecerían la ciudad. Entre ellos estuvo la Fuente China del Parque de la Exposición, el Museo Italiano, la Fuente de las Tres Figuras donada por el gobierno norteamericano, y la figura del Estibador, donada por el gobierno de Bélgica y situada en la primera cuadra de la Avenida Arequipa.
En la Victoria, se ubica la estatua del inca Manco Cápac, situada en la plaza del mismo nombre. Esta fue donada por la colonia japonesa, a través de la Sociedad Central Japonesa, con ocasión del centenario de Lima. Se escogió esta representación como una forma de hermanar ambos imperios, el Inca y el japonés, bajo el símbolo de hijos del sol naciente, siguiendo con las ideas tan en boga en aquel tiempo, acerca del origen asiático de los peruanos.
Se encargó para tal obra, al escultor David Lozano, quien la inició en 1922, ubicándola entre las Avenidas Grau y Santa Teresa (que después se llamaría Av. Manco Cápac). Debido a contratiempos que se presentaron, ésta no fue terminada hasta el 5 de Abril de 1926; casi cuatro años después, y costó en ese entonces, 113,500 soles.
La grandiosa estatua de piedra que tan majestuosamente se erige sobre la plaza que lleva su nombre, y adonde fue reubicada al ser terminada, representa al Inca, en actitud amenazante, apuntando hacia el Este. Sin embargo, parece apuntar hacia el famoso Jirón Huatica; antes 20 de Septiembre, hasta que los italianos pusieron el grito en el cielo y se quejaron a la comuna porque decían que se estaba mancillando el día de la independencia de su país, al nombrar así a una calle donde se ubicaban los prostíbulos de Lima. Aunque el río Huatica, afluente del Rímac (cuyas aguas servían para regar las haciendas vecinas y como abrevadero de animales) quedaba a unas cuantas cuadras de la mencionada calle, se decidió bautizarla como Jirón Huatica.
El arquitecto Roberto Prieto, en su “Guía Secreta: Barrios Rojos y Casas de Prostitución en la Historia de Lima”, señala que ante el crecimiento de la ciudad y la proliferación de burdeles que se produjo con el derrumbe de la muralla que cercaba Lima, la municipalidad de La Victoria ordenó la concentración de estas casas de cita en Huatica (hoy Jirón Renovación).
Huatica nace en 1928, año en el que Mariátegui publicoó sus “7 Ensayos sobre la Realidad Nacional. Era la época del Palais Concert, de la primera bohemia preocupada por el quehacer de la República Aristocrática de aquellos tiempos.
Hautica fue el centro del inicio sexual de adolescentes así como lugar de placer de los varones de cualquier extracción social y económica de aquel entonces; épocas aquellas donde todavía no se conocía el SIDA. En sus ámbitos “más clasistas” los bohemios y los incomprendidos o solitarios discutían con los otros parroquianos, asuntos personales y políticos; quizás se gestaron allí algunos golpes de estado. Por esas épocas, en los bares como el Palermo, el Queirolo (que todavía existe), el Negro- Negro, el Chino-Chino, y en los salones de estas casas de cita, se reunía lo más selecto de la bohemia para discutir entre tragos y sendas bocanadas del humo de sus cigarros, sus inquietudes políticas y su apoyo a las reivindicaciones populares.
Huatica fue nombrado en varias novelas de Mario Vargas Llosa, como en “La Ciudad y los Perros”, en la que cuenta como la famosa “pies dorados” era la preferida de los chiquillos del Colegio Leoncio Prado; o en el “Pez en el Agua”, donde habla sobre las “jerarquías” de los prostíbulos. En el libro de Gregorio Martínez, “La Casa de los Espejos”, se hace mención de esto.
Algunos señores que asistieron a aquellos lugares por aquellos años, cuentan que en las primeras cuadras estaban las meretrices mas baratas, de nacionalidad peruana, que se vendían por un sol; allí iban generalmente los más jovencitos. En las cuadras más selectas estaban las francesas, polacas y rusas, que habían llegado al nuevo mundo huyendo de la miseria ocasionada por la reciente Guerra Mundial, y cuyos precios se fijaban de acuerdo a la oferta y a la demanda. Ernesto García, en su obra “Historia de la Prostitución en el Perú”, nombra a la famosa Nanette y a su burdel estilizado, adonde se encontraba “lo mejor de la sociedad”. Dice Prieto que en este jirón hubo hasta 256 casas de cita.
Cuando comenzaron las migraciones masivas de la sierra del Perú, debido al incremento de la pobreza en las provincias, las extranjeras se vieron amenazadas por la oferta de servicios a precios menores que los de ellas, e inventaron servicios adicionales para los clientes, o se fueron mudando a otros lugares menos competitivos.
Entre 1956 y 1966, casi todos los burdeles se trasladaron a la Avenida México, a espaldas del Cerro del Pino, a la zona de la Floral, en un pampón junto a los campos agrícolas. El Ministerio de Salud estableció normas para la inspección y distribución de carnés de sanidad.
Esta zona creció tanto, que ya a comienzos del 1970, las casas de cita fueron extendiéndose hacia el Callao, y se formó el famoso Trocadero, en 1976, que ocupaba un área de aproximadamente 200 mts.² , y que tenía dos pisos de altura y aproximadamente 200 habitaciones. Fue el primer burdel con permiso legal. Según Prieto, en uno de sus salones de baile se inició el baile de la Salsa.
Otros prostíbulos se trasladaron al Km. 5 y medio de la Carretera Central, o al Rímac o a algunas arterias transitadas del centro de Lima; allí donde el Inca ya no fuera testigo evidente y amenazador de su existencia. Adonde el machismo exagerado de la sociedad limeña fuera más disimulado….
La historia de los prostíbulos de Lima y la de sus parroquianos, es una historia que refleja la triste situación de aquellas mujeres abandonadas o desvalidas, en su mayor parte; que se ven forzadas a trabajar en uno de los oficios más tristes y esclavizantes de la humanidad. Donde sus derechos como mujeres son “postergados” porque la sociedad las tiene relegadas a un plano de inferioridad con respecto al hombre. Es la historia del derecho que se toman los hombres de abiertamente aprovechar de su rol machista y de superioridad con respecto a la mujer.

No hay comentarios.: