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miércoles, 3 de julio de 2013

EL 4 DE JULIO DE 1776




El 4 DE JULIO DE 1776



Todos los 4 de Julio de cada año, celebramos el aniversario de la Independencia de los Estados Unidos de América.  Los extranjeros que vivimos en este gran país agradecemos la oportunidad que éste nos ha dado, para poder disfrutar de los beneficios que trae el vivir en una sociedad fundada sobre principios democráticos e igualitarios; y que nos proporciona un nivel de vida adecuado para suplir nuestras necesidades indispensables y las de nuestras familias.
La Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, el 4 de Julio de 1776, surgió de un acuerdo conjunto de las 13 colonias existentes, que estaban gobernadas por la monarquía británica bajo el rey Jorge III.  Éstas estaban pobladas por inmigrantes ingleses, franceses y holandeses, mayormente.  Las colonias eran autónomas, estaban regidas por asambleas locales, y estaban representadas por un gobernador reconocido por la corona; pero no tenían representación en el Parlamento Ingles y tenían que pagar impuestos.
Como las colonias habían desarrollado un comercio ilegal con las colonias españolas, y como Inglaterra se encontraba en problemas económicos después de la Guerra de los 7 Años con Francia (1756-1763), la Corona estableció un impuesto a este comercio.
Así, en el año 1774, se reunieron las 13 colonias para luchar por sus derechos, en  el Primer Congreso en Filadelfia.  Eran las épocas de la primacía de la filosofía de la Ilustración, por la cual se insistía en los derechos naturales del hombre de ser tratado con dignidad y respeto.  Así, se planteó exigir a Inglaterra el derecho de las colonias a ser respetadas; mas no se planeó todavía, la separación de aquella.
En 1775 se realizó un segundo Congreso, en el que se encargó a George Washington organizar un ejército; pero se trató de arreglar las diferencias con Inglaterra.
Sin embargo, al no lograr una solución a sus pedidos, en 1776, los colonos decidieron redactar la Declaración de Independencia y se encargó la transcripción de dicho documento a Thomas Jefferson, presidente del Comité de Redacción; también integrado por John Adams, Benjamin Franklin, Philip Livingston y Roger Sherman.  El Presidente del Congreso Continental, John Hancock, firmó el manuscrito, así como los representantes de los 13 nuevos estados.  Fueron 56 firmantes, en total.
Estos hombres fueron conscientes, al firmar esta declaratoria, de las consecuencias que tendría su participación en esta rebelión; y sin embargo, tuvieron la valentía para seguir adelante con sus planes.  Muchos de ellos murieron en la guerra revolucionaria; 5 fueron capturados y declarados traicioneros y fueron ejecutados; otros sufrieron agravios a sus propiedades y a sus familias.
Es importante transcribir el texto de la famosa Declaración de la Independencia, cuyo documento original se puede encontrar en los Archivos Nacionales en Washington D.C.
   “Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han conectado con otro, y asumir entre los poderes de la tierra, los poderes que le han sido dados por las leyes de la naturaleza y de su Dios; es necesario, debido al respeto que demandan las opiniones de la humanidad, que declaremos las causas que llevan a esta separación.”
    “Establecemos como verdades evidentes, que todos los hombres han sido creados iguales y que están investidos por el Creador, con ciertos derechos inalienables; entre los que se encuentran el derecho a la vida, a la libertad, y a la búsqueda de la felicidad.  Que para asegurar tales derechos se establecen gobiernos entre los hombres, que derivan sus justos poderes de consentimiento de los gobernados.  Que cuando cualquier forma de gobierno se vuelve destructiva en una de sus extremos, es el derecho de los pueblos, el alterarlo o abolirlo, e instituir un nuevo gobierno; estableciendo sus bases en tales principios, y organizando sus poderes en tal forma que se logre la obtención de su seguridad y felicidad.  La prudencia guiará a que los gobiernos de larga duración no se cambien por causas sin importancia o transitorias.  Y en efecto, la experiencia nos enseña que la humanidad esta dispuesta a sufrir, mientras que los males sean tolerables, antes que abolir las formas a los que están acostumbrados.  Pero cuando una larga trayectoria de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, muestra el deseo de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, su deber, el derrocar a ese gobierno, y proveerlo de nuevos guardianes, para garantizar su absoluta seguridad.  Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; y tal es ahora la necesidad que las obliga a alterar sus anteriores sistemas de gobierno.  La historia del presente Rey de Gran Bretaña es una historia de repetidos daños y usurpaciones, con el objeto directo de establecer una absoluta tiranía sobre los estados.  Para probarlo, someteremos los hechos, para juicio de un mundo imparcial.”
La separación del régimen colonial, según se establecía, surgió debido a la falta de reconocimiento de lo corona sobre los derechos que las colonias tenían para establecer sus propias leyes de gobierno y de administración de justicia; por la tiranía de las leyes inglesas en las colonias; por la arbitrariedad de su gobierno; por los constantes abusos de los invasores; por el impedimento para comerciar libremente con otras partes del mundo; y por la imposición de impuestos sin consulta ni  consentimiento de las colonias.
Lógicamente, Inglaterra no podía darse por vencida y perder a estas importantes colonias, por lo que mandó tropas para atacar a los rebeldes.  Así fue que se organiza un ejército revolucionario, con George Washington a la cabeza, quien hace frente a los ingleses; y en 1777 los colonos derrotan a los ingleses en la batalla de Saratoga.  Es importante citar a Washington, quien a raíz de la falta de persistencia y apoyo de los colonos en las batallas para la independencia, dijo: “Cuando los hombres se irritan y se inflaman con pasiones, vuelan rápida y decididamente a las armas; pero después que las primeras emociones pasan, el esperar que se dejen influenciar por otros principios que no sean el del interés, es algo que nunca ha pasado, ni pasará.  Es lógico que se preocupen más por sus familias y negocios a los que tienen que alimentar y atender.” El ejército que lo acompañó fue remunerado, y a los hombres que se unieron, se les ofreció dinero, tierras y ropa, a cambio de que peleasen en las batallas por la Independencia.
Entre 1778 y 1781, con ayuda internacional de Francia y España, países que habían tenido antiguas rencillas con Inglaterra, los colonos derrotaron a los ingleses en la batalla de Yorktown.  En 1783, se firmó la paz con el Tratado de Versalles, e Inglaterra reconoció la independencia de los Estados Unidos de América. En 1787, el Congreso aprobó una constitución por la cual cada estado cedía parte de su soberanía al Gobierno Central.  Se estableció también, la separación de los poderes en Legislativo, Judicial y Ejecutivo; se reconoció la soberanía popular, y se nombró a George Washington como presidente.  La capital se estableció en Nueva York. 
Han pasado 237 años, y los Estados Unidos de América (“América”, como a ellos les gusta llamarse), han seguido tratando de perpetuar la imagen de una democracia interna, que a mi parecer, no se ha materializado totalmente.
La época de la esclavitud; la Guerra Civil que se realizó entre hermanos de una nación que se dejaron llevar por conveniencias regionales propias; el Imperialismo abierto o disfrazado; la intrusión en asuntos de otras naciones por intereses económicos o de poder; las guerras innecesarias (Rescatemos una frase de Washington dirigida al Congreso Continental en 1776: “Una guerra defensiva debe evitar una Acción General o riesgos innecesarios; a no ser que estemos obligados por una necesidad dentro por la cual nunca debemos dejarnos capturar.”); las competencias incomprensibles entre candidatos de un mismo partido; son ejemplos, todos, de una democracia mal entendida.
El ser patriota y el estar de acuerdo con los principios establecidos por los Padres de la Patria, es reconocer que siendo leal a tu país, estás siendo leal a ti mismo; es comprender que la lucha por la justicia para los pueblos es una de los más grandes actos de patriotismo.  Si amamos a nuestro país, al país donde vivimos, trascenderemos los partidismos políticos, y lucharemos juntos por su bienestar; que es  el nuestro.



Lucia Newton de Valdivieso    

A continuación, les ofrezco un artículo interesantísimo sobre el orígen de los símbolos patrios de los EEUU:



Los Especiales de... El Turismo y La Hospitalidad.Producción Televisiva Realizada en San Francisco en Diciembre de 2004.

Los símbolos desempeñan un papel vital en la identificación para el mundo entero de una nación y su pueblo. Canciones, lemas, representaciones de figuras humanas y emblemas diferencian a un país de todos los demás, proyectan una idea de su carácter y sus valores, y actúan como elementos de unidad en tiempos de crisis nacional.Estados Unidos tiene una variedad de signos que tipifican a esa nación, cada uno especial para los norteamericanos, cada uno fácilmente reconocible para la mayoría de la gente en todas partes. Y detrás de cada uno hay una rica y variada historia.
A continuación examinaremos de cerca los símbolos que representan la fortaleza, independencia e ideales de los Estados Unidos de América.

La Bandera
El símbolo mas reverenciado por sus ciudadanos es la bandera. Las franjas rojas y blancas y las estrellas blancas sobre fondo azul relatan la historia del país, de su espíritu indomable y de su amor a la libertad.
La bandera es tan antigua como la nación misma. El 14 de junio de 1777, fecha que ahora se celebra en toda la nación como Día de la Bandera, los fundadores de la patria acordaron una resolución mediante la cual se estableció un estandarte para la nueva nación. Según ellos, tendría 13 franjas rojas y blancas distribuidas en forma alterna, que representarían los 13 Estados recién creados, y 13 estrellas sobre un solo fondo, que representarían su fusión en una sola unión.
Aunque no existen pruebas históricas de carácter oficial respecto a quién en realidad confeccionó la primera bandera, una leyenda reverenciada otorga tal honor a Betsy Griscom Ross, joven costurera que vivía en la calle Arch de Filadelfia, Pensilvania. Un día de junio de 1776, según reza la historia, Betsy recibió la visita de una comisión de representantes del Congreso Continental, el órgano legislativo de las colonias, encabezada por George Washington, en ese entonces comandante en jefe del Ejército Colonial. Los otros miembros de la comisión eran Robert Morris, uno de los firmantes de la Declaración de Independencia, quien administraba las finanzas durante la Guerra de la Independencia, y el general George Ross, también firmante de la declaración y tío de John, esposo de Betsy.
Los tres le presentaron a Betsy un boceto con el pedido de que confeccionara la bandera. Betsy sugirió un cambio. En lugar de una estrella de seis puntas, dijo, sería más atractiva una de cinco puntas. Los hombres objetaron que una estrella de cinco puntas sería difícil de dibujar. La ingeniosa joven, con un simple giro de sus tijeras, demostró que podía hacerse fácilmente. La comisión de eminentes patriotas se convenció. La bandera se creó y ahora la casita de ladrillos de Betsy Ross es una de las más importantes atracciones turísticas de Filadelfia.
El mismo George Washington, en una ocasión, interpretó el significado de la bandera en estos términos: "Tomamos las estrellas del cielo, el rojo de nuestra madre patria, separándolo con franjas blancas para de esta manera indicar que nosotros nos hemos separado de ella, y las franjas blancas pasarán a la posteridad como símbolo de la libertad."
La nueva enseña fue izada por primera vez en el Fuerte Stanwix, sitio de la actual ciudad de Rome, estado de Nueva York, el 3 de agosto de 1777. Tres días después, tuvo su bautismo de fuego en la batalla de Oriskany, Nueva York, donde los colonialistas obligaron a los ingleses a retirarse.
En la medida en que Estados Unidos crecía, se agregaba a la bandera una estrella cada vez que un estado ingresaba a la Unión Americana. Hoy, contiene 50 estrellas.


Himno Nacional

"The Star-Spangled Banner" ("La Bandera de Estrellas Centelleantes"), el himno nacional de Estados Unidos, es reconocido en el mundo entero. Nació durante las tempranas horas del 14 de septiembre de 1814, luego de un bombardeo de 25 horas al fuerte McHenry, un puesto militar a la entrada del puerto de Baltimore, en la costa atlántica.
Inglaterra y Estados Unidos se encontraban en guerra. Izando una bandera blanca de tregua, un joven abogado llamado Francis Scott Key había abordado, varios días antes, el barco de guerra británico Tonnant para concertar la liberación de un médico norteamericano de avanzada edad. Durante las negociaciones, Key se percató de los planes ingleses de tomar por asalto Baltimore. Fue escoltado de regreso a su corbeta por marinos británicos para que no pudiera avisar a los norteamericanos del inminente ataque.
Temprano en la mañana del 13 de septiembre, comenzó el bombardeo. Dieciséis barcos de guerra atacaron con sus cañones el puerto durante todo ese día e incluso el día siguiente. Key se paseaba por el puente de su nave, tratando de divisar en una noche sin luna si todavía ondeaba la bandera de Estados Unidos. El cañoneo continuó aun después de la media noche, pero hasta ya amanecido el día y después que se disipó el humo de los cañonazos, Key no pudo divisar la bandera roja, blanca y azul que aún ondeaba sobre el fuerte.
Key, quien además de ser abogado era poeta, buscó en el bolsillo de su chaqueta y encontró una vieja carta. Comenzó a componer un poema que tituló "En Defensa del Fuerte McHenry", en el que hizo alusión cuatro veces a la bandera estrellada. Unos pocos días después de la batalla el poema fue impreso en octavillas que se repartieron en las calles de Baltimore.
En la época en que Key compuso su poema, había alcanzado gran popularidad en Norteamérica una vieja canción inglesa de taberna: "A Anacreonte que está en el Cielo". Key compuso la letra siguiendo la melodía y ritmo de la canción. La composición se cantó por primera vez en público el 19 de octubre de 1814, y desde entonces ha sido cantada en desfiles, en actos oficiales, en escuelas y aun antes del inicio de eventos deportivos.
El 31 de marzo de 1931, mediante una Resolución del Congreso firmada por el presidente Herbert Hoover, el patriótico poema fue designado himno nacional. A través de los años, el himno ha sido criticado por ser difícil de cantar. Otras canciones han sido sugeridas para suplantarlo, mas, aunque resulte difícil entonar sus notas altas, sigue siendo el himno que emociona a los norteamericanos.
Tres figuras encarnan los símbolos más conocidos de Estados Unidos: la estatua de la Libertad, el Tío Sam y Columbia.


La estatua de la Libertad
La estatua de la Libertad, paradójicamente, ni siquiera fue creada en Estados Unidos, sino en el estudio de un escultor francés llamado Frederic Auguste Bartholdi.
Es una estatua de cobre, cubierta con una túnica larga y suelta, que se yergue majestuosamente sobre una pequeñísima isla en el puerto de Nueva York y le da la bienvenida a los barcos y pasajeros que llegan. En la mano derecha sostiene una antorcha en alto señalando el cielo; en la izquierda se encuentra una tablilla que dice: "4 de julio de 1776", fecha en que se proclamó la Declaración de Independencia.
La estatua, cuyo nombre completo es La Libertad Iluminando el Mundo, fue un regalo de Francia a Estados Unidos, que simboliza el amor de ambos países a la democracia.
Una versión mas pequeña, de 36 pies (11 metros) de altura y esculpida en bronce, se encuentra en uno de los puentes que cruzan el río Sena en París.
La estatua de la Libertad es la más grande que se haya construido jamás. Pesa 240.000 kilos, tiene una altura de 46 metros y se levanta sobre un pedestal de 45,7 metros de altura. En la cabeza lleva una corona de siete puntas, que representa los siete continentes. Un ascensor lleva a los visitantes desde el pedestal hasta la base de la estatua, y de allí 168 escalones conducen a la corona en cada una de las dos escalinatas.
El espíritu de la estatua lo traduce el famoso poema de Emma Lazarus, "El nuevo Coloso", inscrito en una placa colocada en el interior del pedestal. Este poema concluye de la siguiente manera:
Dadme vuestros seres pobres y cansados. Dadme esas masas ansiosas de ser libres, los tristes desechos de costas populosas. Que vengan los desamparados Que las tempestades batan. Mi antorcha alumbra un umbral dorado. El escultor Bartholdi alcanzó fama en Francia, su país natal, desde muy joven. A los 22 años creó la estatua de uno de los más importantes generales de Napoleón, y poco después le concedieron la prestigiosa condecoración de la Legión de Honor. En 1865 acudió a una cena cerca del Palacio de Versalles en casa de Edouard de Laboulaye, profesor e historiador francés, en la que los invitados conversaban sobre la estrecha amistad que unía a Francia con Estados Unidos desde que el marqués de Lafayette luchó con valentía en la guerra de independencia de este país.
Esa noche Laboulaye gestó la idea de una gigantesca estatua para conmemorar la independencia de Estados Unidos. Bartholdi fue comisionado para explorar la posibilidad. En los diez años que siguieron, el escultor visitó Estados Unidos y decidió que la estatua debía estar situada en el puerto de Nueva York.
Finalmente se obtuvieron fondos y en 1875 Bartholdi comenzó a trabajar en el coloso. El brazo levantado, de 12,8 metros de largo, tenía un dedo índice de 2,4 metros de longitud. La cabeza medía cinco metros y la boca era de un metro de ancho.
El 4 de julio de 1884, en París, Ferdinand de Lesseps, constructor del canal de Suez y presidente de la Unión Franco-norteamericana, donó oficialmente la estatua como regalo a Estados Unidos. En nombre de Estados Unidos recibió la donación el embajador norteamericano en Francia.
En mayo de 1885 la estatua fue desmantelada y empacada en 214 grandes cajones para su transporte en un navío de la marina francesa. En abril de 1886 finalizó la construcción del pedestal y se dio inicio a la tarea de reensamblar la estatua.
El 28 de octubre de ese año, se develó la estatua en presencia de dignatarios de Francia y Estados Unidos. Cien años después el presidente Ronald Reagan dirigió los actos de celebración de su primer centenario.


El Tío Sam

El Tío Sam, unos 75 años más viejo que la Dama del Puerto, es una hombre barbudo de largas piernas, ataviado con los colores y formato de la bandera nacional y tocado con un sombrero de copa. Como lo demuestran constantemente los titularas de la prensa en todo el mundo, el Tío Sam, es la personificación de Estados Unidos. Nadie duda del significado de la frase: "El Tío Sam envía ayuda a víctimas del desastre".
Durante muchas décadas los caricaturistas políticos en Estados Unidos y, por supuesto, en todo el mundo, han encontrado una valiosa mina de inspiración en el viejo caballero. Ha sido retratado con la apariencia, el estado de ánimo o la actitud necesaria para expresar su punto de vista. Durante la Segunda Guerra Mundial, frecuentemente se lo representó con las mangas recogidas, trabajando en una fábrica; cuando el Partido Republicano ganaba las elecciones, se lo representaba montado en un elefante, y cuando ganaba el Partido Demócrata, iba a lomo de un burro; cuando los tiempos eran económicamente difíciles, se lo dibujaba con los pantalones raídos y la chaqueta llena de remiendos.
El retrato más conocido de Sam fue el que figuraba en un cartel del Ejército para atraer reclutas, pintado en 1917 por el conocido ilustrador James Montgomery Flagg. El cartel muestra a Sam con el semblante serio, los labios apretados y el dedo índice que apunta directamente al observador. En grandes letras están las palabras: "¡QUIERO QUE FORMES PARTE DEL EJERCITO DE ESTADOS UNIDOS!"
El cartel resultó tan eficaz en la inscripción de reclutas se lo usó nuevamente en la Segunda Guerra Mundial.
Sam ha sonreído y ha hecho muecas de dolor, ha adoptado un semblante alegre, nos ha mirado airadamente, nos ha mostrado el puño, ha llorado en las tragedias y se ha llenado de gloria en los momentos de victoria. De hecho, ilustra los altibajos de la vida nacional de Estados Unidos.
El Tío Sam no fue un personaje ficticio, como muchos suponen, sino que comenzó su vida como una persona real. Según los historiadores, fue un comerciante en carnes llamado Samuel Wilson, quien nació en 1766 y peleó en la Guerra de la Independencia cuando aún era adolescente.
Cuando estalló la Guerra de 1812, Sam Wilson, quien para entonces ya era un próspero hombre de negocios, fue nombrado inspector de los suministros de alimentos del Ejército en el estado de Nueva York y el vecino estado de Nueva Jersey. Un día, cuando el gobernador de Nueva York, Daniel D. Tompkins, visitaba la planta de Wilson, observó que los barriles de carne que esperaban ser despachados llevaban impresas las marcas "EA-US" en grandes letras.
El gobernador preguntó: "¿Qué representan las iniciales?" Uno de los ayudantes de Wilson respondió que uno de los contratistas a quien Wilson enviaba carne era un tal Elbert Anderson. Con respecto a la marca "US", contestó que, por supuesto, quería decir que la carne iba destinada al ejercito de Estados Unidos, y en tono de broma añadió: "Significa Uncle Sam (Tío Sam) Wilson".
Esa anécdota, que se repitió ampliamente, fue especialmente apreciada por los vecinos de Wilson, quienes lo estimaban mucho por su patriotismo, su rígido código de honor y su autosuficiencia. Para cuando la guerra había terminado, dos anos después, Sam Wilson era conocido en todo el país como Tío Sam, el hombre que tipificaba al norteamericano promedio.
Siglo y medio más tarde, Sam Wilson fue reconocido oficialmente por el gobierno de Estados Unidos como el prototipo del Tío Sam. En 1961, el Congreso aprobó una resolución que lo declaro "representante del símbolo nacional de Estados Unidos".


Columbia
"Columbia" es el equivalente femenino del Tío Sam, casi tan alta como éste aunque mucho más real en apariencia, y tan seria y digna como el Tío Sam es campechano y sencillo. Generalmente se la presenta como una mujer escultural que luce una larga túnica blanca y con una especie de gorro frigio adornado con estrellas, a veces con la bandera de Estados Unidos en la mano.
Como símbolo de Estados Unidos, Columbia es varios decenios más vieja que Sam, y a diferencia de él, no fue originalmente una persona real sino más bien la creación de artistas que, con el paso de los años, la han presentado como la encarnación del carácter norteamericano, firme, resuelto, inquebrantable y, sobre todo, patriótico.
El historiador Alton Ketchum escribió que la mayoría de estas pinturas y estatuas tomaron la forma de las diosas griegas, pero los orígenes de Columbia no se encuentran en la mitología griega. Mas bien se le dio ese nombre en honor a un hombre que nació en Italia y que hizo historia bajo el patronato real de España -- el explorador Cristóbal Colón, quien descubrió el Nuevo Mundo el 12 de octubre de 1492.
Entre los primeros en aplicar el nombre de Columbia a la América independiente estaba Philip Morin Freneau, quien ha sido calificado de "el poeta de la Revolución Americana". "Columbia jamás será gobernada por una isla," dijo en un poema titulado "La Balanza Política", en una de las varias ocasiones en las que utilizó la palabra como sinónimo del la emergente nación.
Desde entonces, se ha dado este nombre a una veintena de ciudades en Estados Unidos, a cientos de empresas privadas, incluyendo una de las mas importantes cadenas de televisión, y a una de las más viejas universidades del país. King's College, fundado en 1754 en la ciudad de Nueva York, posteriormente cambió su nombre por el de Universidad de Columbia, actualmente una de las instituciones de educación superior de más renombre del mundo.


"Yankee Doodle" 

Los orígenes de las palabras "Yankee" y "Yankee Doodle" como simbolos nacionales se pierden en la bruma de la historia. Algunas autoridades creen que la palabra "yankee" puede haberse originado de la voz holandesa "yanke", que significa "Juanito", mientras que otros dicen que los indios americanos pronunciaban mal la palabra francesa "anglais", que significa "inglés." El resultado fue la palabra "Yankee". Antes de la Guerra de la Independencia, los soldados británicos comenzaban a referirse en forma despectiva a los colonos, a quienes consideraban patanes pueblerinos, como "yankees". Pero los morteamericanos, lejos de ofenderse, más bien gustaron del apodo y pronto lo adoptaron para referirse a sí mismos.
Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, las tropas norteamericanas eran conocidas en todo el mundo como "yanks" o "yankees". Una canción popular escrita en 1917 por el autor teatral y compositor George M. Cohan titulada "Over There" contiene la apasionada estrofa: "¡Ahí vienen los yankees! ¡Ahí vienen los yankees!"
La canción "Yankee Doodle", que en la actualidad está tan identificada con los norteamericanos, se cantaba en Inglaterra desde los tiempos de la reina Isabel I en el siglo XVI. A mediados de los años 1600, las tropas gubernamentales al mando del rey Carlos I cantaban estas palabras en tono de desprecio dirigidas a Oliver Cromwell, el rebelde al frente de la revolución de los puritanos, la cual a la postre derrocó a la monarquía.
En 1775, cuando las batallas de Lexington y Concord señalaban el inicio de la Guerra de la Independencia en Norteamérica, las tropas coloniales cantaban la tonada con letra escrita por un cirujano británico para ridiculizarlas. La tonada se convirtió en el canto de guerra del ejercito de George Washington y los hombres la cantaban cuando marchaban, cuando acampaban y cuando peleaban. Cada verso era seguido del coro. Así comenzaba:
Mi padre y yo fuimos a acampar /Junto con el Capitán Gooding /Ahí vimos hombres y muchachos /Tan profusos como el pudín casero. Coro: Yankee Doodle, mantente firme, Yankee Doodle galán /Sigue la música y el paso /Y con las chicas hazte fácil.
Mas no todos los 15 versos eran alegres. El penúltimo dice así:
Veo otra fila de hombres, /Cavando sepulturas, me dijeron; /Tan largas y tan hondas /Para que en ellas cupiera yo.


Sello de los Estados Unidos

Veamos ahora otro símbolo clave: el Sello de Estados Unidos. En el anverso, que contiene el diseño principal, un águila de cabeza blanca sostiene en una garra una rama de olivo, que simboliza la paz, y en la otra un manojo de 13 flechas, una por cada uno de los estados originales.
En el pecho del águila aparece un escudo de franjas rojas y blancas y en el pico hay un listón con una inscripción en latín que dice: "E pluribus unum", que significa "De muchos, uno".
Sobre su cabeza hay una constelación de 13 estrellas. En el reverso hay una pirámide sin acabar, que significa la fortaleza perdurable.
El secretario de Estado, quien es el más alto miembro del gabinete, tiene en custodia este escudo o sello, el cual, por ley, debe aparecer en todos los documentos importantes. Una réplica del Sello aparece sobre las puertas de todas las embajadas y consulados de Estados Unidos. La representación de ambos lados se encuentra solamente al reverso de los billetes de un dólar.
Poco después de la firma de la Declaración de Independencia, Benjamin Franklin, John Adams y Thomas Jefferson fueron escogidos por los delegados al Congreso Continental para encontrar un diseño adecuado. Tres comisiones trabajaron durante seis años, sometiendo temas bíblicos y versiones de escudos heráldicos del Viejo Mundo, antes que finalmente el Congreso aprobara, el 20 de junio de 1782, un diseño definitivo. El 15 de septiembre de 1789 una resolución del Congreso proclamó que la versión de 1782 sería "el Sello de los Estados Unidos".
Los historiadores han documentado un aparte de la historia del Gran Sello. Benjamin Franklin se opuso vigorosamente al uso del águila de cabeza blanca, proponiendo en su lugar el pavo salvaje. En una enérgica carta dirigida a su hija, criticó severamente el "mal carácter moral" del águila, agregando que: "No vive honestamente; la podemos ver sobre un árbol muerto, donde, por haraganería no pesca por sí misma sino que se queda observando la labor del halcón pescador; cuando esa diligente ave por fin logra capturar un pez y lo lleva a su nido para sustentar a su hembra y sus críos, el águila la persigue y le arrebata el pez". Franklin perdió la batalla; ganó el águila.
En total se hicieron siete troqueles. El primero, de bronce, está en exhibición en el Archivo Nacional de Washington, D.C. El séptimo, actualmente en uso, es de acero endurecido y fue grabado por la firma de Bailey, Banks and Biddle de Filadelfia, Pensilvania, en 1904.


El Ave Nacional

El ave nacional de Estados Unidos es esa misma águila, que en Estados Unidos se llama "águila calva" y que, por cierto, no es calva. Plumas de color blanco puro cubren la cabeza de los ejemplares adultos, lo que la hace parecer calva. El lema nacional, grabado en todas las monedas metálicas y billetes de banco, es: "En Dios Confiamos". Si bien esta frase, que aparece en la cuarta estrofa del Himno Nacional, ha sido grabada en las monedas desde 1861, no fue sino en 1956 que el Congreso aprobó una ley que la designaba como el lema nacional oficial.
Desde la bandera hasta las canciones, desde una gran estatua a un caballero barbudo, los simbolos describen gráficamente para sus ciudadanos y el mundo entero el alma de Estados Unidos.


Fuente: Sitio Oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos
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