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miércoles, 28 de julio de 2010

Felices Fiestas Patrias Peruanos

EL AMBIENTE COLONIAL DURANTE EL MOVIMIENTO INDEPENDENTISTA EN EL PERU
El siglo XVIII fue llamado el siglo de la Ilustración. Este fue un modo de pensamiento filosófico que se inició en Francia y que se fue extendiendo por toda Europa desde principios del siglo XVII hasta los inicios de la Revolución Francesa. Fue un siglo de ideas innovadoras en los que primaba el uso de la razón sobre el de las ideas pre-existentes. Se tendió a reformar el orden actual como una alternativa con la cual el pueblo buscara su felicidad y aprendiera a regir su propio destino. La Ilustración es la postura crítica que adopta la burguesía frente al orden social y político establecido.
La influencia de este movimiento se extendió a muchos países del mundo. La Independencia de los Estados Unidos en 1776, y la Revolución Francesa en 1789, fueron sucesos que surgieron como consecuencia de las nuevas ideas liberales y anti absolutistas.
En América Latina, el reconocimiento de que era un espacio distinto de España y de Europa y de los países americanos de ascendencia anglosajona, y que poseía una realidad diferente a la que se presentaba en aquellos lugares del mundo, llevó a sus pobladores a que surgieran entre ellos las primeras ideas de independencia. La mezcla racial existente y la identificación del criollo con el territorio americano adonde había nacido, así como la del mestizo por cuyas venas corría sangre nativa, la del indio sojuzgado por sus invasores y la del esclavo adoptado por estas tierras y sin esperanzas de libertad, fue causa de su despertar ante la necesidad de romper con las cadenas de dependencia existentes y de darse cuenta que ya era hora de que fuesen dueños de su propio destino y que construyeran su propia identidad nacional. Así, se fueron sucediendo un gran número de protestas y de rebeliones, a pesar de los esfuerzos del rey de España, Fernando VII, las colonias comenzaron su gesta emancipadora. En Paraguay, Bolivia, Argentina, Venezuela y Perú, se produjeron levantamientos importantes contra el régimen impuesto por la Colonia.
Por otro lado, la monarquía española se encontraba debilitada por la pérdida de unidad monárquica, ya que Carlos IV Y Fernando VII fueron obligados a abdicar su corona al ser invadidos por Napoleón Bonaparte.
Ante tal pérdida de estabilidad, las colonias comenzaron a luchar por su independencia bajo la guía de las elites criollas. Al interior de las colonias se comenzaron a producir fraccionamientos entre la clase dominante y el pueblo. En Perú, la clase criolla, temerosa de que se produjese una alianza entre mestizos e indios, que podría afectar sus intereses económicos y sociales, fue más resistente al cambio.
Según el historiador chileno, Vicuña Mac Kenna, el desenvolvimiento de la independencia peruana fue más difícil y tuvo un proceso lento y oculto, pues Lima era la ciudad principal del virreinato del Perú, y era considerada la segunda ciudad de España; en lenguaje oficial se le conocía como la Corte de Lima. Lima, hasta casi los últimos años de la Colonia, fue la capital de Sur América, y sólo fue eclipsada al separarse los Virreinatos de Nueva Granada y de Buenos Aires.
Lima representó la resistencia y reacción en America Latina. Y cuando las gestas emancipadoras comenzaron a surgir por todos estos territorios, Lima albergó a obispos, oidores, jefes militares, sacristanes y monjes. Los claustros se convirtieron en cuarteles.
Los criollos, asimismo, tenían miedo de perder sus propiedades y ser separados de sus familias.
Entre 1808 y 1814, Napoleón invadió España y obligó primero a Carlos IV y luego, a su hijo Fernando VII, a abdicar a su trono. El virrey Abascal asumió los poderes del rey en América, hasta que fue derrotado Napoleón y se restauró la monarquía. Entre 1806 y 1816 logro enviar al Alto Perú, Chile y Ecuador, ejércitos comandados por criollos, para sofocar las insurrecciones existentes. En el Perú se produjeron rebeliones armadas en Tacna, Arequipa, Huamanga y Huánuco. Convencido de la inminencia de la Independencia Americana, Abascal renunció, y se nombró como virrey interino a Pezuela.
Durante la época de este virrey, la Expedición Libertadora, con José de San Martín al mando, comenzó su intervención directa en el proceso de independencia peruano; proceso largo de negociaciones y de suscripciones de tratados para asegurar el éxito de la empresa que habría de llevarse a cabo.
Ante la inminencia de la llegada de San Martín a Pisco, en 1820, los principales jefes realistas, reunidos en su cuartel general de Aznapuquio, el 29 de Enero de 1821, pidieron a Pezuela que se retirara y dejara a José de la Serna como su sucesor. Asimismo, pidieron al rey de España, buques, tropas y provisiones.
Debido a la entrada de las tropas independentistas a Lima, el 6 de Julio de 1821, el virrey José de la Serna, a sólo 5 meses y 6 días de su nombramiento, se vio obligado a evacuar la capital y retirarse a Jauja con su ejército; estableciendo allí su cuartel general.
Mientras tanto, San Martín proclamaba la independencia en Lima. Ya en todo el Centro y Norte del país habían declarado su independencia antes.
Basilio Hall, un visitante inglés durante esa época, describió el estado de ánimo de los limeños en los últimos días de Pezuela: Había una situación de miedo, inquietud y zozobra por lo que se pensaba que sería el desenlace. Había una de rumores funestos…y los negocios y tiendas permanecían cerrados por miedo al saqueo. Creían que el ejército liberador estaba formado por indios, negros y resentidos sociales, cuyo único objeto era vengarse de los sectores pudientes en Lima; que se desataría una matanza jamás vista.
Las mujeres, en especial, cuyos confesores eran clérigos realistas, se oponían a la gesta independentista. 600 limeños y limeñas se refugiaron en el Castillo del Callao. El patio del palacio de los virreyes estaba convertido en caballeriza.
San Martín tuvo que negociar con parte de la nobleza para obtener su aprobación y les propuso una opción monárquica en la que convocaría a un príncipe de Borbón para el gobierno del Perú; logrando así una transmisión pausada hacia el sistema republicano. Esto no fue aceptado por el grueso del pueblo, que pensaba que la nación jamás maduraría con un sistema monárquico que les limitara sus derechos ciudadanos. Así, se optó por la forma republicana de gobierno. San Martín respetó los Títulos de Castilla y les cambió el nombre a Títulos del Perú.
El General San Martín entró a Lima en la noche del 12 de Julio de 1821; y dos días después, el grueso de su ejército libertador, al cual se le recibió con mucho fervor patriótico. Lima se fue reanimando lentamente y fueron tomándoles confianza a los emancipadores.
San Martín quería que la proclamación de la independencia se hiciera públicamente, para sentar testimonio de su realización.
En el Acta de la Independencia, redactada por Manuel Pérez Tudela, que fue suscrita por notables de la ciudad, se establecía que la voluntad general estaba decidida por la Independencia del Perú de la dominación española y de cualquier otra extranjera.
El 28 de Julio de 1821, sobre una explanada de la Plaza de Armas de Lima, y desplegando la nueva bandera, símbolo de la patria, San Martín declaró la independencia del Perú con las siguientes palabras: “Desde este momento el Perú es libre e independiente, por la voluntad general de los pueblos, y por la justicia de su causa, que Dios defiende. VIVA LA PATRIA, VIVA LA LIBERTAD, VIVA LA INDEPENDENCIA!!!!
Las campanas de las iglesias repiquetearon anunciando la libertad de los peruanos y se oyeron varios cañonazos de salvo. Del tabladillo donde estaba San Martín se tiraron varias medallas conmemorativas de la ocasión, que habían sido grabadas por un lado con la inscripción: “Lima libre juró su independencia el 28 de Julio de 1821”. Y por el anverso: “Bajo la protección del Ejército Libertador del Perú, mandado por San Martín”.
En la proclama oficial, a la usanza de antaño, en la que se leían las proclamas del rey, se decía que “Esta ceremonia se celebraría en todos aquellos parajes públicos (Plaza de Armas, Plazuela de La Merced, Plaza Santa Ana y Plaza de la Inquisición) donde en épocas pasadas se anunciaba al pueblo que debía de soportar sus míseras y pesadas cadenas”.
En la tarde, el General y sus compañeros volvieron a Palacio a recibir a Cochrane, que había llegado al Callao.
Al día siguiente hubo una misa cantada por un fraile franciscano, y a la que asistió, entre otros dignatarios, el Arzobispo de Lima.
Después de la misa los jefes de variadas reparticiones se reunieron en palacio y juraron proteger al Perú y mantener su independencia del gobierno de España y de cualquier otra dominación. En pocos días, el documento tenía 4 mil firmas de ciudadanos respetables. Se publico una Gaceta extraordinaria que circuló por todo el país. A este suceso le siguió un gran baile en palacio.
Después de la proclamación de la independencia, se suprimió la Inquisición.
Después de la independencia del Norte y de la capital, la Serna se fue al Cusco. En la sierra peruana y en el Alto Perú, seguían los realistas.
Bajo el protectorado de San Martín se instaló el Primer Congreso Constituyente el 20 de Septiembre de 1822, y el 12 de Noviembre de ese mismo año, se promulgó la primera Constitución de la Republica, de tendencia liberal. Cuando Bolívar entró al Perú, se suspendieron los efectos de esta Constitución para que éste asumiera poderes dictatoriales.
Luego de un largo período de guerras interinas y de intentos por recuperar los territorios perdidos, se produjeron dos hechos importantes que sellaron definitivamente la independencia peruana: -La Batalla de Junín, a través de la cual se expulsó a los realistas que se encontraban estacionados en las sierras sur y central. -La Batalla y Capitulación de Ayacucho, el 9 de Diciembre de 1824 por la cual el ejército patriota venció a las tropas realistas afincadas en la sierra, y la Serna fue apresado, obteniendo su libertad el mismo día a través de su capitulación con las fuerzas patriotas. La Serna partió inmediatamente a Huamanga, y luego a Quilca, desde donde se embarcó rumbo a su patria.
Así terminó el virreinato del Perú y se dio su verdadera independencia.

Lucia Newton de Valdivieso 28 de Julio de 2010
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